Para
Erno, su cubo era más que un juguete, suponía un instrumento para
explicar a sus alumnos conceptos académicos como las relaciones
espaciales o los contrastes de la condición humana a través de un objeto
de arte que exploraba nuevas formas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhabdIUK66UE6k6sIGC76DCU74D142lp-xdZN1fFYpf-azQHP2ubepaXHg391NLtGc6mTywHF82I0kdOWa6muK6iv39BIlbOVd9DQ1v1BZnmD6AZZRG7c-WfcK-e1uDVGhhWTpcOreQoqg/s320/3FC44B38-5F49-4FB0-A1AD-2F077AEB46C5_cx0_cy5_cw0_mw1024_s_n_r1.jpg)
Los primeros cubos mágicos fueron fabricados y distribuidos en Hungría por Politechnika, consiguiendo una gran aceptación entre los habitantes del país. Durante esos años, Hungría pertenecía al régimen comunista, por lo que resultaba difícil que los cubos mágicos de Rubik fueran exportados de forma masiva a otros países durante esos años.No fue hasta la celebración de la Feria del Juguete de Nuremberg cuando el destino de los cubos mágicos cambiaría para siempre. En esta feria el cubo hizo las delicias de los asistentes y Tom Kremer, un especialista del mundo de los juguetes, se comprometió a venderlo y distribuirlo por todo el mundo a través de la empresa Toy Company, no sin antes establecer un nuevo nombre para el producto: “Cubo de Rubik”.
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